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Autonomía e independencia

Autonomía e independencia son dos términos parecidos, pero no significan lo mismo. Lo primero que necesitamos conocer es la diferencia entre ambos:

  • Autonomía: es la capacidad de controlar, afrontar y tomar, por propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias.
  • Dependencia: es la capacidad de valerse por uno mismo y tomar las propias decisiones.

La diferencia fundamental, creemos que como mejor se entiende es con un ejemplo: puede que una persona no tenga la capacidad de vestirse sola, es decir, no tiene independencia. Pero sí tiene la capacidad para elegir qué ropa ponerse, es decir, tiene autonomía.

El grado de autonomía e independencia que tenga un niño va a depender mucho de la educación, tanto en casa como en la guardería o en el colegio. Es importante trabajar estos conceptos, para que en un futuro puedan defenderse tanto en lo personal como en lo profesional.

Los niños aprenden a ser autónomos e independientes si les dejamos ser autónomos e independientes. Es decir, si no nos anticipamos a sus acciones y los ayudamos. Por ejemplo, si un niño tiene sed y va a servirse agua, nuestra reacción puede ser servirle el agua porque si no la va a derramar por la mesa. Le estamos cortando la independencia para servirse agua, siendo que si se derrama solo tendríamos que ayudarlo a limpiarlo.

Todo esto depende de muchos factores, como la edad. No es lo mismo que se sirva agua un niño con 2 años que con 8, ni el grado de ayuda que va a necesitar. Sin olvidarnos que no todos los niños son iguales, y cada uno lleva su ritmo. Por eso tenemos que conocer cuáles son las capacidades de cada niño y, sobre todo, escucharlos y respetar sus decisiones.

“Ya soy mayor, yo puedo solo”.